, archivado en Halt and Catch Fire

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AMC, la cadena que transformó la televisión de autor con Mad Men y Breaking Bad, anduvo buscando un producto de similar prestigio crítico e influencia estética. Fracasó con Rubicon, con Hell on Wheels y con el remake de The Killing. Pero, por fin, pegó en la diana con Halt and Catch Fire, un drama ambientado en los primeros años de la computación. A priori, una serie donde se escribe código informático y se clonan ordenadores de IBM en los años ochenta no parece muy apetitosa para el gran público, más aún en esta era de dragones y zombis. Así que lo primero es colocar la venda: Halt and Catch Fire es una historia exigente, de las que reclama whisky, hielos y pitillo para saborear con calma toda su esencia y navegar por su profundidad.

De hecho, a la primera temporada le costó arrancar, no solo por lo friki de la temática, sino por un ritmo parsimonioso, la inercia de varios clichés dramáticos y una narrativa que se empeñaba en focalizar al personaje menos interesante del elenco: un visionario Joe McMillan, atormentado por su pasado, y con un grave desfase entre lo que vale… y lo que cree que vale. Son los principios de los ochenta y el aprendizaje de la decepción –en un terreno tan virgen y vertiginoso como la informática– era una asignatura aún pendiente.

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Sin embargo, la segunda temporada supo resolver los bugs de la serie y reinstalar su sistema operativo, proyectando un relato más femenino y menos angustiado. El emparejamiento empresarial de Cameron Howe (la genio del diseño) y Donna Clark (líder de equipos), siempre con el apoyo del leal y divertido Bosworth, permiten a Halt and Catch Fire explorar nuevos terrenos temáticos y dramáticos. Esta vez, las nacientes plataformas de juego en red de los ochenta son el router por el que el relato transmite conflictos mucho más potentes.

Porque las conexiones módem, el mítico Macintosh de 1984, los modelos de negocio, los antivirus y hasta lo divertido de los primeros trolls son simples excusas para levantar un ensayo sobre la creatividad. De Texas a California, en aquellos años donde se estaba inventando la revolución más potente de los últimos 200 años, Halt and Catch Fire hace zoom en todos los píxeles del interfaz. Desde la inutilidad de llegar segundo hasta la irresoluble armonía entre industria y arte, pasando por el coste personal de perseguir un sueño que, por definición, siempre es esquivo.

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Y ahí, en el cuerpo a cuerpo entre el quinteto protagonista, es donde la serie se ha granjeado el amor crítico y ha amasado un nicho leal, de público entregado. La tercera temporada termina en los años noventa, con el internet que conocemos hoy asomando la patita. Olvidado ese sabor ochentero de las primeras temporadas, mucho ha cambiado el hardware de la historia para la cuarta y última. Pero el software permanece: diálogos trabajados donde el cómo es tan importante como el qué; capacidad para acumular tensión verbal dentro de la escena; una banda sonora atípica y modulada; la tirantez entre familia y trabajo como fuente constante de conflictos; y un elenco de personajes empáticos a los que siempre entendemos, incluso cuando yerran. Para esto último hacen falta un puñado de actores que despliegan una familiaridad muy necesaria para dotar de verosimilitud a la contradicción de los triángulos amistosos y empresariales que se establecen.

Tras caer una y mil veces, estos creativos demuestran que la ambición la traen de serie, que son peña incapaz de mirar el mundo sin querer participar en el milagro de la innovación. Son pequeños Ahabs tecnológicos que jamás cesarán de perseguir una ballena. Puede que ganen esta vez. O, vaya, quizá es que siempre han estado ganando, aunque la sombra de su insatisfacción les nublara el brillo de sus logros.

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(Artículo publicado en la revista Nuestro Tiempo, otoño de 2017, pp. 94-95)

La informática es una cruel amante (Otoño 2017) by Alberto N. García Martínez on Scribd

5 Comentarios

  1. xavi_17

    Ay, a mí me gustó más la primera temporada, la segunda es la que me parece que tarda más en arrancar. Y no creo que Joe sea el personaje menos interesante, sino el engranaje necesario entre el resto de personajes y el que más ha evolucionado. La tercera temporada, la mejor en mi opinión, con dos capítulos (el 3×07 y el 3×09) sublimes. A ver qué nos depara la cuarta y última.

    Por otro lado, por qué dices que fracasó el remake de The Killing? Junto precisamente con Halt and Catch Fire, de mis series favoritas.

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  2. Alberto Miquelez Sanz

    Joe me parece el personaje mas infravalorado de la serie, mucha gente repite lo de que es el menos interesante, pero para nada me lo parece, es un personaje bastante conplejo y que han sabido hacer evolucionar muy bien. Aunque en esta serie, todos los protagonistas son magnificos.

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  3. Arturo

    Una serie fabulosa, de esas (pocas) que espero con ansia su nueva temporada. De acuerdo en casi todo lo que comentas Alberto, con excepción del personaje de Joe Mac Millan que a mí me parece fascinante y, sin duda, el motor de la serie.

    La tercera temporada me ha parecido enorme, la mejor. Si la cuarta consigue superarla, o igualarla, nos encontraremos ante una serie que entrará con todos los honores en el panteón de las mas grandes

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