
En el género fantástico la clausura narrativa, como la infancia, es una eterna promesa que nadie mantiene. Y una premisa es una promesa, ¡demonios! Alcatraz nunca ha pasado de tortuga. La liebre no saltó y a Zenón de Elea (¡y a mí!) le empieza a resbalar tanta persecución inane. Todas estas series Moby-Dick se sostienen… Leer más »