, archivado en The Walking Dead

Analizar The Walking Dead (Fox) es una actividad que sufre, inevitablemente, de la misma circularidad que enferma a las narrativas zombie. Repaso estos 16 capítulos y apenas encuentro nuevas pústulas que sajar -¡qué buen verbo este de sajar!-.  Con esa última cámara subjetiva, tras ese último silencio me asalta la sensación de que yo ya he estado aquí antes. Muchas veces. Demasiadas.

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En un ensayo-in-progress escribía hace unos meses:

“Estos rasgos permiten que una trama básica se repita, con las lógicas variaciones, en el subgénero zombie: un grupo de supervivientes busca refugio en un entorno seguro para enfrentarse a una amenaza que proviene tanto de los zombies como de otro grupo de hombres (Verevis, 2010: 17). Este instinto de supervivencia implica un salto dramático: «El camino que va de superviviente a justiciero es corto –explica Bishop–: con el desplome total de todos los sistemas gubernamentales de aplicación de la ley, la supervivencia de los más aptos se convierte en una realidad literal y muy sombría» (2009: 22). De hecho, si repasamos el largo recorrido transitado por los personajes de The Walking Dead comprobamos que esa misma peripecia básica –el resguardo para cobijarse de la amenaza– se repite cíclicamente: la granja de Hershel, Terminus, Alexandria. La novedad que imprime el relato serial, obligado a renovar sus conflictos, es la del viaje perpetuo, es decir, la inexistencia de un lugar seguro y habitable de forma continuada. Esto implica una visión nihilista donde el Apocalipsis, a diferencia del primer Romero, ya ha tenido lugar. Y resulta irreversible.”

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(Espoilers de la sexta temporada a partir de aquí)

Como todo queda supeditado a reencarnar el Sísifo de estos supervivientes, el relato toma demasiados atajos, abandonándose al humo pirotécnico por encima de la solidez argumental. Demasiados problemas. Los Saviors lo mismo son unos patosos a los que se puede acuchillar como corderos mientras duermen en su fortaleza (6.12.) que se revelan como unos ases de la geoestrategia forestal en la season finale (6.16). Rick un día es un líder tan efectivo como un seal (capaz de subir el envite de “villanía” del grupo) y, al siguiente, un patoso al que atrapan con la facilidad de un chasquido. Hay más inconsistencias dramáticas: la fascinante Carol adopta la efigie del asesino a sueldo cansado de su perra vida que, ay, abraza la religión para purgar sus pecados. No, no seré yo quien eche limón sobre una conversión religiosa, puesto que, como escribí, la fe me parece un elemento dramático poderoso y necesario. No. Mi problema es la rapidez para fumarse -doble sentido visual buscado, je- una transición tan profunda. En el caso de Lennie, con su retórica pacifista y su mirada zen, al menos hubo un flashback que justificaba su conversión a la doctrina Ghandi.

Es decir, el picor constante es que a los personajes han de sucederles cosas, muchas cosas, para que la rueda siga girando, aunque no se atisbe una meta ni la peripecia tenga, en ocasiones, mucho sentido (un ejemplo de la finale: ¿por qué el matón ese se empeña en perseguir a Carol, en lugar de largarse con el coche?).  Y, claro, para mantener la tensión cuando se avanza en espiral, en ocasiones es necesario, en armonía con la aliteración de la historia, vitaminar la trama con cliffhangers de trampa. Generó mucho ruido el fake de Glenn (6.3.), fue barato lo del ojo de Carl (ese 6.9. donde, por cierto, sucede una de las escenas más horripilantes de toda la serie), efectista e inexplicado la pantalla sangrante de Daryl (6.15.), y, ay, una más en la frente el cierre de la temporada, con ese Gobernador redivivo -aunque con más carisma: grande Jeffrey Dean Morgan– con su bate antropomórfico y sensual (6.16.).

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Como escribe con brillantez Natalia Marcos en El País, “The Walking Dead necesita rock and roll y lo necesita ya”. Ignoro si la llegada de Negan permitirá ese movimiento de caderas y esa rabia AC/DC que reclama el fin del mundo, a pesar de capítulos tan tensos y eléctricos como “Not Tomorrow Yet” (6.12.) . Yo reconozco que cada vez me da más pereza seguir los destinos de esta panda de apaleados. No, no le pido Heidegger, ni Camus, ni Max Weber a la serie; para eso ya está la agónica y excelente The Leftovers. Tan solo le pido a la serie de Gimple, Nicotero y cía que no siga la máxima de Heráclito: “En el círculo se confunden el principio y el fin”. Porque, básicamente, resulta una confusión bostezante.

5 Comentarios

  1. Alberto Ribes

    Muy de acuerdo contigo Alberto. Hace tiempo que la serie es una sucesión de secuencias que ya nos suenan demasiado, el esquema grupo-conflicto-separación-reencuentro-conflicto-separación-reencuentro… se ha repetido demasiado. He de confesar que con el final de la mitad de temporada pensé que estábamos de nuevo con lo mismo, ahí ya me sorprendió y lo agradecí. Me fastidia el personaje de Carol, creo que era mucho más profundo antes (\”mira las flores\”), me gusta el nuevo sacerdote que por fin deja sus conflictos y se pone a lo que toca; y me gusta ese nuevo Eugene, algo cómico en sus formas pero de buen corazón como vemos en la season finale. Rick ha estado despistado, al menos para mi, quizás se ha acomodado, se ha confiado, se le ha subido un poco el ego y pensaba que acabaría con los Saviors en media hora, se veía venir que su chulería iba a llevar al grupo a callejones sin salida (esas carreteras cortadas constantemente por los Saviors); debe recuperar su liderazgo o sino que alguien le sustituya, es el Apocalipsis y no estamos para seguir a despistados patosos. Lo de Glenn a mitad de temporada fue un timo, ¿lo habrán finiquitado ahora? Veremos. Creo que Daryl tiene cuentas pendientes y deberá estar, ese Dwight no puede irse de rositas. Habrá que ver lo que nos trae la siguiente temporada, ¿unión de pueblos contra los Saviors al estilo Tierra Media? (esos hombres a caballo con lanzas deben ser de Rohan por lo menos) Tendremos que esperar, de momento ha vuelto The Americans así que estaremos en buena compañía.

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  2. arasha

    ¿Pero a dónde va todo esto? Esta serie puede ser infinita! ¿Y cómo van a salir de esa situación airosos? Ha habido algún buen momento esta temporada, pero es verdad que si la miramos de manera global, es más de lo mismo. Respecto a Negan, lo siento, pero creo que hay actores suficientes como para poner al personaje de Jason Crouse en \”The Good Wife\” actualmente, me cuesta horrores verlo como villano. El otro día con un amigo, inventamos posibles finales bestias para la serie, por ejemplo que descubren como acabar con el plantea, zombis y no zombis incluidos, o que la plaga sólo existe en USA (tipo Shyamalan en \”El Bosque\”), o que terminan matándose unos a otros y no sobrevive nadie. Aunque sea muy bestia, pero ese es el rock and roll que necesitamos

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  3. Mikel

    Se resume en algo tan sencillo como: \”falta de profundidad y espesor dramático\”.
    Yo mantuve la esperanza durante un tiempo, pero al final desistí: argumento completamente desaprovechado y resultado final bastante pobre, lo que genera bastante frustración.

    Se echa de menos un arraigo en lo social, una lectura sociopolítica, un \”algo\” que pese.

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  4. Eli

    Completamente deacuerdo Alberto. Ese final fue una broma de mal gusto y si bien la serie tiene capítulos muy sólidos argumentalmente esa tendencia no se mantiene. Como lectora de cómic me siento un poco timada.

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  5. Jesús

    Coincido en que se utiliza la misma fórmula temporada tras temporada. La aparición de Negan me recuerda la idea de “Cuando era feliz e indocumentado”, ante el villano que es amo y señor del nuevo mundo.
    ¿Alguien más pensó en él como un narco mexicano, colombiano, latinoamericano? Si quieren rock, creo que ahí está su nueva fórmula.

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