Hay series prescindibles que, en la primera esquina, ya huelen a dead end (The Event); hay series sólidas, como un corredor de maratón, rítmico y paciente hasta cubrir la distancia sin boquear (The Wire); hay series virtuosas, que construyen el juego desde atrás, con pases muy cortos y triangulaciones (Mad Men); hay series que juegan andando, como el Brasil del Setenta (Community); hay series relámpago, que te astillan la mirada (The Walking Dead); hay series interruptus (ay, Héroes); hay series humo, ésas que venden fachada y pirotecnia (True Blood); y, ajajá, está también su contrario placentero: las series iceberg, aquellas que tenían una profundidad que ni sospechabas.
Justified es una serie iceberg. El piloto, hace un año, me pareció plomizo. La cosa fue cogiendo cuerpo y la primera temporada terminó más que aceptable, con momentos muy buenos, incluso. Pero lo de esta segunda temporada (en España, por Calle13) ha sido de escándalo: un gozo, posiblemente la mejor temporada del año. Sólida, amena, atrevida, inesperada y una historia muy, muy bien contada y rodada. [Aviso para amantes-solo-de-la-HBO: antes de calificar a Justified como serie entretenida pero menor, sin ambición, sugiero repasar primero la discusión que mantuvimos en “Excelencia y gafapastismo“].
El título del post se lo he robado a Santiago Navajas, que se refirió así a Raylan Givens por twitter. Un vaquero samurái. Ummm. Me gusta.
El año pasado empezamos la reseña con una verónica: “Justified, el último éxito de FX, coquetea con varios géneros y se resiste a la clasificación fácil. Tiene aire de western, estructura de thriller, moralidad noir y conflictos de melodrama sureño. Ese despiste es precisamente lo que acaba insuflándole encanto”. Ese despiste y las agallas de su protagonista, un guerrero solitario, más efectivo que Harry el Sucio, de apariencia insensible… pero con esa mirada melancólica esculpida con soledad y gritos del pasado. Un héroe antiguo, con un código, que lucha por damiselas en apuros, tiene abono en las causas perdidas y rehúsa insinuaciones de bellas mujeres como Carol. Un espartano que solo resbala cuando pierde el sombrero.
(A partir de aquí, detalles de la trama) Hasta ahora, Timothy Oliphant me parecía un actor limitado, de registro poco versátil. Resultaba bastante inexpresivo en Deadwood. Sin embargo, con este Raylan Givens, además de un acierto de cásting, ha demostrado que sabe hablar con la mirada. Esa escena con Dickie, en el bosque (2.12.), mientras recuerda cómo Helen le rescató del destino, mientras sus ojos toman conciencia de que, si aprieta el gatillo, él mismo se convertirá en todo lo que ha combatido…
Una de las coronas de Justified es que todo su reparto está excepcional. Valga un botón: si Graham Yost deja elíptico el salvaje tiroteo del último capítulo, el espectador lo habría entendido simplemente con el magistral juego de miradas entre Boyd, Arlo, Mags y Doyle, en su reunión en la iglesia para fumar la pipa de la paz. En esa escena resplandece el gran descubrimiento: Margo Martindale. En cuanto rema una actriz cincuentona y rellenita, todo el mundo sube a Kathy Bates a bordo de su reseña. Pero Martindale resulta más viscosa: una villana muy humana, sin rebaja cómica. Otra especie de abeja reina que vigila la colmena con martillo de hierro y, al terminar la jornada, se escapa por bulerías. Bueno, allí en Harlan es el country de banjo y armónica, pero ya me entienden. Ese precioso momento de júbilo tras la firma/traición en el capítulo 2.9., el mejor de toda la temporada, donde la familia entona una canción popular añade capas y humanidad a los Bennett.
Sigan sumando: Jeremy Davies (el Faraday de Lost) es un hillbilly cobarde y resentido, de gestos nerviosos, que alguna vez se creyó inteligente; el imponente Walton Goggins tiene esa cosa tan rara que llaman aura o carisma, una presencia enigmática, intensa; y Joelle Carter (Ava) vuelve a emerger con esos ojos fieros, siempre prestos a patearle los huevos a alguien. La fuerza de personajes como Mags Bennett y Ava me recuerda dos cosas que habrá que investigar a fondo en la “poética de FX”:
- Sus series están repletas de mujeres fuertes, capaces de defenderse a cañonazos… en entornos precisamente muy masculinos (el target de la cadena). Así, a bote pronto, pienso en Claudette Wyms y Danny Sofer (The Shield), Laura Miles y Sheila Keefe (Rescue Me), Patty Hewes (Damages) o las Tara, Sthal y Gemma Teller de Sons of Anarchy.
- Habría que preguntarle a John Landgraf, un ejecutivo ejemplar, pero el gran tema de FX es la familia. En muchas de sus series, las motivaciones de los protagonistas nacen de un intento por defender a los suyos.
Esto ocurre, por supuesto, también en Justified. Se lo explicita la vieja arpía a Loretta, antes de la cicuta: “Haces lo que sea para protegerles [a tus hijos], incluso aunque sepas que está mal”. De hecho, los conflictos paterno-filiales que se apuntaban en la primera temporada, en esta segunda han adquirido un vuelo mucho más complejo. Una telaraña que, de puertas afuera, parece la clásica mezcla noir de especulaciones de tierras, ambiciones ocultas, tráfico de drogas y corrupción institucional.
Sin embargo, al escarbar, la serie ha presentado una especie de mitología laica donde tres familias (Bennett, Givens y Crowder) han estado peleándose por el poder durante los últimos 70 años. Si este triángulo lo trasladas a una Tierra Media, uf. “¡No tienes que hacerlo!”, llora Dickie antes de ser ajusticiado; Raylan, apuntándole a la sien, le replica: “Por supuesto que sí. Esto es lo que somos, Dickie“. Lo que somos, el Destino, ese tranvía del que no puedes bajar. Por eso Boyd Crowder simplemente amaga con la redención, por eso Arlo Givens clama venganza y por eso los Bennett desatan el salvaje oeste en el tramo final. ¡¡Es lo que son!! Como en esas guerras salvajes que desangraron Yugoslavia o desgarran países africanos, ya no importa quién ni cuándo tiró la primera piedra. La espiral de violencia está en marcha y reclama su cuota de sangre: “Esta bala ha estado en camino durante 20 años”, le espeta Doyle a un inerme Raylan. Y la espiral, enloquecida, sigue rodando: la valiente Loretta acude a cobrarse su deuda con los Bennett en unas secuencias finales francamente emocionantes.
Ahí, precisamente ahí, es donde la serie adopta una decidida postura moral. Como ejemplifica la propia pugna interior de Raylan, la peripecia de Justified erige una lucha continúa entre venganza y justicia. Valen las mayúsculas: Venganza y Justicia. Es la ambigüedad de Raylan: unas veces actúa como marshall y otras muchas merodea a título propio. Pero lo más interesante es cómo los personajes -en este momento del partido ya siluetas griegas- son conscientes de que el Mal que generan ha acabado por volverse contra ellos; el fantástico último episodio es un boomerang de sangre. Y para detener los mecanismos de esa marea de venganza y muerte es necesario un acto radical, un gesto de generosidad, perdón, olvido… ¡o Justicia! Raylan ha flirteado durante toda la temporada con cortar las amarras con la tribu y huir de Harlan; sin embargo, y esto convierte este último capítulo en algo muy poderoso, es Mags, la malvada Mags, la que se inmola -¡vaya gesto sacrificial!- para salvar al último de sus hijos vivo… y a Loretta. Sobre todo a Loretta, esa hija que burlará el Destino.
Al fin y al cabo, Mags es una madre.
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Otros apuntes sobre el final:
-La ambición narrativa de Justified y su salto de calidad se condensa en cómo ha manejado el equilibrio entre elementos autoconclusivos y la trama general: los casos casi nunca han ido por libre, sino que han pavimentado con fuerza el paisaje de fondo.
-Al hablar de Terriers, hacía hincapié en la humanidad de los personajes. Lo mismo para Justified. No hay clichés, quizá solo algún momento de Wynona. En este sentido, hay varios secundarios deliciosos, pero me quedon con Art, el jefe de Raylan, que gana enteros por cómo la vida y los afectos se inmiscuyen en su trabajo (en el 2.13. es él quien trae al séptimo de caballería para rescatar a Raylan in extremis). Tuvo su capítulo (“Blaze of Glory“, 2.6.), en un duelo de héroes cansados: ver cómo un viejo cojo intenta perseguir a otro viejo amarrado a un bombona de oxígeno sirve para ejemplificar ese humanismo al que me refiero.
-En general, toda la serie ha dejado un puñado de momentos inolvidables, de esos que se clavan en la retina: el martillazo merecido (2.5.), Art descubriendo -otro juego de miradas e implícitos- los engaños de Raylan y Winona (2.7.), Boyd bailando de alegría (2.9.), el espectacular tiroteo del 2.10 o la tumba con el nombre de Raylan (2.12.) y una fecha por cincelar.
-Esto son tipos duros de verdad, en la mejor tradición de la novela negra clásica. ¡Si hasta una niña aprieta el gatillo! Parece fácil, pero es complicadísimo que queden naturales esas frases-cuchillo, esos vaciles en directo y esas amenazas verbales. Raylan lo consigue. ¿Cómo? Por ejemplo, bajándose del coche en un semáforo, con sus andares y su sombrero, acercándose con calma al coche que les persigue y explicándoles, sin pestañear, que si no giran a la izquierda en el siguiente cruce va a haber problemas. Solo le faltó recordar que el coche olía a cobarde… Deberían aprender los chicos de Sons of Anarchy. Si en la primera entrega me encantó aquel “porque no he pedido capullos con mi whisky“, hoy me quedo con este diálogo de cierre que solo deja dos opciones: ser trágico o endiabladamente divertido.
Boyd Crowder: “¿Me lo estás pidiendo o me lo estás ordenando?”
Raylan Givens: “Si te hace sentir mejor, puedes decirle a la gente que lo pedí”.
Hyde
Gran post, querido amigo. Un añadido: Justified es probablemente la serie que más pierda con el doblaje. Esos acentos redneckianos son impagables, inimitables. Y Olyphant, desde luego, se ha redimido. Su Raylan es magistral, esas miradas de mala leche, esas palizas que también recibe con estoicismo, esa dura infancia que intuimos…Alguna vez escribí que hay otro medidor para la calidad de las series: el ansia que tenemos por ver el último capítulo, el tiempo que permanece inédito en nuestro disco duro. En mi casa, Justified, este año, ha pasado a los primeros puestos, muy cerquita de The Good Wife y Game of Thrones.ABZ PD. God damn it! You did it again. I was thinking on writing about it next week. This ain´t gonna be free, you better get ready to receive a visit from the Bennets…
txarles
Desde que acabé el capítulo he estado deseoso de leer lo que decías de la final. El final con mags y Raylan ha sido espectacular, jugando con el espectador y sus miedos de un dejá vu, al final consigue que nos quitemos el sombrero ante los guionistas. Coincido contigo en que Raylan es un tipo duro, pero con clase y, extrañamente, creíble. Parece que ha quedado atrás aquella parte de la trama basada en "raylan es el que más rápido desenfunda, el más certero con la glock". En esta temporada se ha visto a un protagonista mucho más humano.Para mi la primera temporada fue un 6,5 y esta un 9.
OsKar108
Estupendo post, que le hace justicia (jejejej xD) a una temporada magnífica.La 1ª temporada la vi por Calle13 y me gustó mucho, y he decidido ver esta a ritmo de emisión (en v.o.s.), y no sabes lo que me alegro.¡Saludos!
susana
muy buen post. y coincido en la genialidad de la escena del capitulo \”blaze of glory\” viendo los 2 personajes corriendose, uno luchando por su cojera y el otro por poder respirar, me pareció de antología. una serie genial que espero con muchas ganas..
Chema
Buen artículo.
La segunda temporada me ha enganchado definitivamente a la serie. Me encanta el ambiente de la América profunda, las maneras chulescas de Raylan y el perturbado mental, pero genial, que es Boyd. (y ya no digamos Winona, puf!)
Y si me ha enganchado es porque se centra más en la trama general (la lucha de los tres clanes) y hay menos casos individuales en cada capítulo. Prefiero la historia general a las secundarias. Estas se plantean, muchas veces, de forma muy abrupta y cuando aun te estás intentando enterar del caso, ya termina el capítulo.
Estoy empezando a ver la 3ª, aparecen nuevos personajes, que espero se queden.
A mitad de la temporada hubo dos cosas que me chirriaron en la historia. La vuelta repentina al delito de Boyd y, segundo, su historia de amor con Ava. La primera la resuelves muy bien Alberto con esa frase: \”Por eso Boyd Crowder simplemente amaga con la redención\”.
Pero la segunda aun me deja muy descolocado. Se pasa del asco al amor de forma muy repentina. No sé.
Por último puedo asegurar que es una de las series con mejores secundarios que haya visto. Increíbles.