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Cuando leí la columna de Pedro Cuartango sobre “Kierkegaard y la angustia“, inmediatamente visualicé a los chicos de Skins. Esta rompedora serie inglesa es una tragedia disfrazada de comedia. A pesar de su apariencia vitalista y cañera, de las fiestas y del desfase sin límites, Skins es una de las series más tristes que uno pueda contemplar. La promiscuidad esconde la falta de amor, las drogas atajan una salida al hastío vital y el grupo de amigos es una excusa para no escuchar el llanto de la soledad. 

En este sentido, Skins tiene mucho que ver con la postura moral de Shameless, otro original producto del Channel 4. Como ocurría allí con la clase obrera, en Skins la cámara se sitúa a la altura de los ojos de estos jóvenes de 16 y 17 años de Bristol. Sin juzgarlos. Con empatía. De tú a tú.

Esto no implica necesariamente que Skins sea más auténtica, realista u honesta, como repite parte de la crítica inglesa. No. En la juventud inglesa (como en la española) hay de todo, como en botica. Y es que, aunque mucha gente no lo crea, el grado de realismo no siempre tiene que ir de la mano de la transgresión… En todo caso, en esa mirada a ras de adolescente sí radica lo explícito de su propuesta, a veces descarnada y muy provocativa. Y paradójica: no deja de ser curioso que una serie de adolescentes esté protagonizada por jóvenes actores que ¡no podrían verla!, dada su restricción para mayores de 18 años.

Sin llegar a los extremos de la polémica Kids, Skins tiene secuencias turbadoras, que pueden llegar a producir “el efecto Weeds” en algún momento. (Espoilers hasta el final del párrafo) En este sentido me resultó especialmente difícil de digerir, por ejemplo, la marea hedonista del primer Tony, la promiscuidad de Cassie en la segunda temporada -un personaje puro y fascinante hasta entonces-, la frialdad del aborto de Jal -soporte moral del grupo- o el “desfloramiento” de Pandora, una inocencia profanada por el adicto-a-todo Cook.
Por supuesto: Skins tiene éxito porque ha subido el listón temático, en un canal que podría ser la filial de Showtime (Weeds, Californication) en Gran Bretaña. Pero también es una serie atractiva por su ritmo inapelable, su visualidad pop, su capacidad de reinventarse (en la tercera temporada renuevan toda la orla) y esa mezcla de comedia y drama que sabe capturar la complejidad del alma herida: la depresión naïf de Cassie, el castrado liderazgo de Tony, el “amor fou” de Sid, la ambigüedad sexual de Naomi y Emily, la frágil fachada de femme-fatale de Effy o JJ, el niño que no quiere crecer mientras suenan los ensoñadores acordes de piano de Debussy

Personajes singulares, escritos con ternura y brutalidad, siempre originales. No, no son todos perfectos, claro: algunos como Maxwell, Jal Anwar o Thomas quedan desdibujados y, en ocasiones, parecen meros alivios cómicos o “personajes de cuota”. Junto a todos estos chicos, la serie también abre el foco para mostrar algunos destellos de los padres. Son solo ligeros brochazos que contribuyen a perfilar el paisaje, pero muy necesarios; porque al ver a los mayores, uno se reafirma en que la educación familiar es el origen de (casi) cualquier naufragio.

En Skins, Bristol se muestra siempre soleada y alegre. Llena de música. Carpe diem, muchachos, coged las rosas mientras podáis. Pero no olvidéis que al final del camino os aguarda la melancolía, porque el Edén se marchitará. El tiempo no perdona. Ya lo recordó Pasolini en La mejor juventud, un poemario que podría puntear la banda sonora de Skins:


Contempla, muchacho, sobre nuestros cuerpos

el fresco rocío
del tiempo perdido
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Y para completar, mientras en Bristol montan la fiesta padre antes de la premiere, aquí van un puñado de reflexiones imprescindibles sobre la serie:

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Cortesías (Seriéfilo nos desgrana y nos pone rojitos) 

12 Comentarios

  1. satrian

    En la primera temporada son hormonas, desesperación, soledad y carpe diem, sin remisión, en la segunda es un intento de madurar de los personajes con mejor y peor suerte, veremos como evolucionan las chicas y chicos de la tercera.Una pena que no se explote más la ciudad de Bristol.

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  2. Moltisanti

    Si algún día encuentro a alguien que haya reflejado mejor que tú lo que es Skins, vendré y te avisaré pero por ahora solo puedo apladudirte una vez más maestro.En cuanto a los personajes, con el tiempo me he dado cuenta que dependiendo de como te caiga uno u otro, le ves de otra manera muy distinta al resto. Por ejemplo, Cook es mi favorito de la segunda generación y en general parece que debo de ser el único que lo ve así. Skins tiene variedad para todos los gustos.Siempre he dicho que Skins no es una serie de adolescentes más y después de leerte me ha quedado aún más claro, si cabe.

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  3. Van Hessa

    Por mucho que me la habían recomendado, nadie había conseguido todavía que me interesase por la serie. Quizás le dé una oportunidad, ahora que noto el vacío dejado por Misfits.

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  4. Jaina

    Me uno a la alabanza de Molti, gran post. Más que una serie de hechos, Skins es una serie de sensaciones, y no hay momento en el que más se esté en contacto con las sensaciones que en la adolescencia. Por eso, a pesar de todos los excesos, lo que la hace única es que capta magistralmente las contradicciones de esta etapa de maduración, donde el método del ensayo-error está a la orden del día. Personalmente, creo que es una serie no tanto para adolescentes púberes, sino para jóvenes o adultos que ya pueden mirar atrás hacia esos años. A mí me encanta.Para personaje de cuota también hay que contar con Anwar: en la segunda temporada como si no hubiera aparecido, daba exactamente igual. Y argh!! Muerte a Cook!!

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  5. Nahum

    SATRIAN: Parece ser que el precio de la madurez es sombrío, muy sombrío. MOLTI: Empecé odiando a Cook (no se puede ser tan pasado de rosca) y he de reconocer que acabé cogiéndole cariño, cuando te das cuenta que en el fondo él está tan tirado como el resto. VAN HESSA: A mí me costó un poco a ratos. Vamos, que tiene capítulos o personajes más pereza, pero se deja ver bien. Misfits va más al grano y es más inasible. JAINA: ¡Quería decir Anwar, me equivoqué! Ahora lo cambio. Ah, tú fuiste de las que más me animó a verla…

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  6. Alex

    ¡Y como utlizan la música!Skins se posiciona perfectamente en el filo entre realidad y ficción, lo que consigue que aunque estemos observando la mayoría de las veces situaciones la mar de surrealistas, estas nos dejen siempre una sensación de realidad pura y cruda.Ahora con la cuarta temporada nos toca ver si se sigue lo hecho con la segunda y esta nueva generación de chavales también van a sufrir un giro en sus vidas tan dramatico y duro.

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  7. Alfon Swearengen

    Me pregunto qué ocurriría si fueras cirujano. Si diseccionases a los pacientes con la misma precisión que lo haces con las series estarías trabajando codo con codo con Turk en el Sagrado Corazón.Confieso que con Skins he pecado un poquito. Porque comencé a ver algunos capítulos sueltos en Neox. Eso sí, cuando todavía no había sido proclamada como el fenómeno que es hoy.Recuerdo que me provocaba sentimientos encontrados. Porque en esos personajes había retazos de vida y se respiraba cierta mala leche con la que se atacaba a los tópicos OC. Pero por otra parte me daba la sensación de que la serie caía en su propia trampa.A lo mejor me pongo en serio con ella desde el principio.

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  8. desaparecido

    Me animé a verla tras tu recomendación y aprovechando las gripes navideñas y… ¡¡las 3 temporadas en 3 días!!Acabé completamente enganchado y exhausto por ver tanto reflejo del jovencito que fui en mi etapa inglesa. Aunque me quedo con tu primera reflexión, la serie en sí es un tragedión de los que te dejan con una depresión post-serie que cuesta arrancarla.Y sucede lo que con similares como Weeds o la maltrecha Swingtown, que las pieles de los personajes esconden grandes dramones personales, muy bien resueltas por la estructura de capítulo per cápita.Y un detalle no sé si comentado… aparte de la edad de los guionistas (Jamie Brittain, 1985), ¿os habéis dado cuenta de que algunos de los chavales son también guionistas de la serie?Mi favorita, cómo no, Effy.

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  9. OsKar108

    A riesgo de ser redundante….clap, clap, clap, clap. Otra clase magistral de como definir una serie. Lo dicho en el primer párrafo es una síntesis perfecta de la serie (al menos de las 2 primeras temporadas, que son las que he visto yo de momento). Gracias por entradas como esta Profe.¡Saludos!

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  10. Nahum

    ALEX: Yo creo que en comparación con la primera, la tercera temporada ha sido bastante oscura, ¿no? Ese infierno interior de Effy, lo ocurrido en el bosque, las paranoias de JJ… Uff. ALFON: Si fuera cirujano, me cagaría en los pantalones de miedo. Yo no creo que Skins sea una obra maestra, de hecho hay capítulos más flojitos, pero sí reconozco que se ha atrevido a hacer algo muy nuevo, diferente. DESAPARECIDO: Eso que dices lo aprendí del post de Jaina. Los Brittain son padre e hijo por lo visto. ¡3 temporadas en 3 días de esta serie no pueden ser buenas para la salud, jeje!OSKAR: Gracias, Oskar. Esos dos párrafos son las que, en contra de lo que mucha gente piensa, la convierten en una serie tan triste.

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  11. ALX

    Estupendísimo post. Creo que la característica principal es que se pone a la altura de los personajes y en ningún momento los juzga. También me quedo con la visión de los padres que da y de como viene a decirte que ellos son la causa de que sus hijos hayan salido como lo han hecho.

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  12. Adri

    Wow. Me uno a la aclamación popular. Excelente retrato de lo que nos quiere contar Skins, esa serie que tanto cuesta recomendar pero en cuanto entras en su mundo, ya no puedes salir.¿Sabéis lo más triste? Que esta visión adulta y para adultos de la adolescencia y el paso hacia la madurez nunca podrá existir en España. Se limitarían al fiestorro y a los líos tipo FoQ pero esa doble intención, ese carácter deshinibido de Skins para mostrarte las cosas como son nunca podría darse aquí… (además de que creo que hay un gen en los directivos de las cadenas que les impide hacer una serie sin que haya adultos y/o niños y/o abuelos protagonistas :P)

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