, archivado en Artículos, Friday Night Lights ,

Me escribieron hace un mes para que colaborara con ellos. La idea es escribir análisis en largo de series potentes o asuntos transversales relacionados con la ficción televisiva. Una vez al mes. En todo caso, en Jot Down publicaré piezas alejadas de las críticas de temporada que suelo cultivar por aquí. A ver qué tal la experiencia, tanto para mí como para los lectores.

Para debutar he elegido una serie excepcional, imperfecta, a la que le tengo mucho cariño. ¡La echo tanto de menos! Además, a Friday Night Lights le sigue faltando un empujoncito para ser masiva en España y, aunque no lo parezca, permite hincarle el diente a varios asuntos sociales, estéticos y hasta políticos. Por eso, y por su hondura emocional, es tan irresistible.

39f2c9aebbf1c9a0e4d806d10abcc717

————

Jason Street, el quarterback de los Dillon Panthers, acaba de partirse la columna. Jamás volverá a caminar. La moneda salió cruz.

¡Tantos sueños rotos!

El coach Eric Taylor eleva la voz para recordar que la esperanza también nos hace hombres:

Danos a todos los reunidos aquí esta noche la fuerza para recordar que la vida es muy frágil. Todos somos vulnerables y todos, en algún momento de nuestras vidas, caeremos. Todos caeremos. Debemos llevar esto en nuestros corazones: que lo que tenemos es especial, que nos lo pueden arrebatar… Y cuando nos sea arrebatado, seremos puestos a prueba. Nuestras almas serán puestas a prueba. Ahora todos seremos puestos a prueba. Son estas ocasiones, es este dolor el que nos permite mirar en nuestro interior.

Esa mano a la que agarrarse en el naufragio. Ese optimismo sin melaza. Esa ansiedad por la salvación. Esa sensibilidad que diferencia a Friday Night Lights (2006-11) de otras propuestas de tropa y cuota.

Esta postura humanista compendia el éxito de la serie. En un panorama televisivo atestado de antihéroes y existencialismo, FNL aventa una bocanada de flúor y esperanza. Sin renunciar al drama duro ni a la tragedia —fundacional, presente ya desde el piloto—, sus 76 episodios enarbolan un relato sobre la redención. No con mayúsculas e incienso, sino con pequeños gestos de peña que pelea por alcanzar la paz con uno mismo. Entona un canto vitalista como pocos. Mientras The Wire, por citar ochomiles, radiografía el lado oscuro del sueño americano y Mad Men pasa las relaciones humanas por la máquina de picar carne, Friday Night Lights, sin estridencias ni soufflé, recorre el camino inverso: el del optimismo social y afectivo.

Seguir leyendo en Jot Down

7 Comentarios

  1. sara bureba

    Vaya Alberto, ni que nos hubiesemos leído el pensamiento, el otro día me pidieron una colaboración para el podcast \”Lo que yo te diga\” con series para rescatar en verano y elegí la misma serie.

    Una pregunta, ¿no crees que abusan demasiado del Deux ex maquina con Riggins y Sarracen, incluso con Smash al final de su trama? Lo digo porque cada vez que intentar emerger de sus pozos, parece como si una mano invisible les hundiese de nuevo, simplemente por mantener la tensión drámatica. Es mi gran \”pero\” a la serie; suele ocurrir en toda serie de adolescentes, en las que buscan cualquier excusa para que los personajes se mantengan en la serie cuando superan sus años de instituto, pero esta no es una serie de adolescentes al uso y quizá por eso me rechina más.

    Responder

Trackbacks/Pingbacks

  1.  El Despertador Americano | Texas Forever (Jot Down Cultural Magazine) – Gente Digital
  2.  Bitacoras.com
  3.  Brama, brama, viento de invierno (‘Game of Thrones’) | Diamantes en serie
  4.  Todas las familias felices... ('This is Us') - Diamantes en Serie

Responder a Luis Fernández Turbica Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *