, archivado en Mad Men

No, no Sammy. Don. Don Draper. El hombre. La silueta.

Mejor: el hombre Y su silueta. Los que siguen este blog ya saben que mi temporada favorita de Mad Men es la primera. No me convenció el tramo último de la segunda y la tercera, a pesar de tener picos sobresalientes y capítulos memorables, tiene algunas pegas. Ahora que ha terminado la cuarta, ando revisando mi ránking. Ha sido una temporada sensacional, sin duda, tan compacta como la primera en cuanto a tono, ritmo y evolución dramática.

Como expliqué al comentar la primera mitad de la temporada, Mad Men sigue siendo la serie más amarga del panorama televisivo. Tan triste que acabará convirtiéndose en un réquiem. Aún resta saber por quién o por qué, pero eso es otra historia.

(A partir de aquí, espoilers de toda la cuarta temporada)

De momento, me sigue fascinando el juego de espejos invertidos que despliega Weiner, de modo que un personaje siempre lleva al reflejo distorsionado de otro, como si de una telaraña identitaria se tratara: la joven secretaria Allison, abandonada cruelmente, tiene su contrapunto en la decidida Megan; a su vez, Megan contrasta con el amor maduro de Faye, aspira a convertirse en una nueva Peggy y aporta una lectura renovada al dúo JoanRoger; y en cada una de esas mujeres siempre asoma, como bruja malvada, el espejito de Betty Draper.

Quizá este personaje sea el aspecto más flojo de la temporada. Un rol tan profundo y rico en matices ha acabado convertido en una suerte de ogro. Plano. De hecho, se preguntaban en el New York Times Magazine cómo era posible que en un show con tanto personaje femenino y tanta sutilidad, los guionistas la hubieran convertido en semejante monstruo. Su última escena con la criada negra sirve de resumen. En todo caso, parece un problema de escritura, de trazo grueso ante la falta de espacio para integrar su trama, cada vez más dislocada -ahora, también espacialmente- del centro del relato.

Más allá del universo de personajes secundarios (donde habría que resaltar la sugestiva progresión moral de Pete Campbell), el último capítulo de Mad Men ha reforzado lo ya conocido: la complejidad de Don Draper -su desgarrado conflicto entre identidad íntima y vida pública- nace de la huida. De ahí tanto interludio californiano: es el único lugar donde parece poder ser él mismo. Por esa razón, en una serie de cocción tan lenta, se justifica esta vez lo repentino de su proposición de matrimonio (por cierto, brillantísimo Roger Sterling en sus inmundas réplicas tras conocer el casamiento). No es el amor lo que mueve a Draper, por supuesto, sino la alergia al compromiso. El miedo a ser conocido, a desvelar su propio yo. No en vano, siempre ha sido un vendedor de humo, Lucky Strike.

Como escriben en Time, “Megan es la opción fácil”. El anillo, paradójicamente, libera a Draper de la profundidad de una relación. Del compromiso. De que otra persona le conozca íntimamente, de verdad. Porque el compromiso implica a Don y también a Dick. Por eso, como le escupe Faye a la cara, a Don “solo” le “gusta el inicio de las cosas”.

Este nuevo reinicio (parece que la agencia vuelve a resucitar con Ken y Peggy y con la hábil jugada de Draper contra el cáncer) nos plantea una interesante cuestión: ¿hasta cuándo puede aguantar la serie? No parece que haya un plot-point en el horizonte que marque el declive definitivo del protagonista. Es capaz de reinventarse una y otra vez, a pesar de los cadáveres femeninos que va dejando en su camino. ¿Llegaremos a esto, a un Draper en plan abuelo cebolleta? Corregidme si me equivoco, pero juraría que acabar la temporada con el I Got You Babe de Sony and Cher no es un guiño sesentero, sino intertextual. El último capítulo certifica el eterno retorno de Draper, tanto en su vida personal como la profesional. Está “atrapado en el tiempo” y quizá no necesite un final.

Pero, al menos, tenemos respuesta. Aunque se repita sin cesar.

“¿Por qué corre Don?” Para escapar de sí mismo. Eso es todo.

———

Cortesías (Freak’s City y las lecturas insólitas de “El Capital”)

 

17 Comentarios

  1. molinos

    Brillante entrada…genial unir a a Sammy con Don, aunque para mi no tienen nada que ver. Sammy no huye..corre hacia arriba, confiado y seguro de si mismo. Utiliza a todo el mundo en su provecho porque cree que para eso están ahi. Sabe quien es y lo que quiere. Don da vueltas…y huye. No sabe que hacer, ni quien es, utiliza a los demás, basicamente a ellas para sentirse menos solo y para creerse algo que no es. El compromiso con Megan es lo mismo…saberse menos solo pero sin saber quien es. Por eso huye de Faye..porque ella sabe quien es y lo que le pasa..y eso le acojona. La escena en la que hablan por teléfono y él le parte el alma es brutal. Y coincido contigo en lo de Roger Sterling, sus réplicas son una de las cosas más brillantes de esta serie. me gusto también la charla entre Joane y Peggy después de anunciarse el compromiso. Prácticas, pragmáticas y cínicas. Mad Men es buenísima pero no es para todo el mundo. Brillante entrada, repito. Ah si..y con Betty no se que van a hacer porque empieza a no tener sentido su presencia en la serie.

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  2. Nahum

    MOLINOS: Lo de unirles era forzado, sin más, porque me gustaba el título de la novela de Schulberg. Quizá en lo único que se parecen es en ese "utilizar a todo el mundo para su provecho". En todo caso, a pesar de usar a la gente, sí tiene sentimientos, como es lógico. Por eso es tan complejo (y humano). Fíjate en lo difícil que se le hace esa conversación con Faye, por ejemplo.

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  3. Mr. Draper

    No puedo estar más de acuerdo con tu última apreciación sobre el significado de esa canción de cierre. Don, pese a sus aparentes o breves cambios, vuelve a la casilla de salida. Yo tampoco puedo, por tanto, adivinar un final que no sea o "y la vida sigue igual" (deudor de los soprano), o de destrucción total e irreversible del personaje principal, el ya mítico Don Draper.Gran temporada en definitiva, pese a la tristeza (aun mayor si cabe) que la ha impregnado desde sus inicios.pd: no conseguía atinar con el significado de ese "arreón" final del último capítulo, pero la verdad es que tu reflexión tiene bastante sentido.pd2: Sterling brillante como siempre, no en vano, a parte de su arrolladora presencia, tiene muchas de las mejores frases de toda la serie.

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  4. Nahum

    MARIMAR: Junto con Fringe, Breaking Bad, Dexter e In Treatment, sin duda, de lo mejorcito. Pero algún día tendrán que terminarla…MR. DRAPER: Lo hablábamos la vez anterior: es cada vez más triste todo, más desolador. A mí me dan mucha pena los cadáves de Don. Supongo que alguna vez le pagarán con la misma moneda (¿quizá Peggy?).

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  5. Julen Alonso

    Estoy bastante de acuerdo con la entrada, y a pesar de su gran calidad, la primera temporada sigue siendo la más perfecta.Sin embargo si recordamos como empezo la temporada con la pregunta, quien es don draper?? la temporada no ha respondido demasiado a las espectativas q nos levanto el principio de temporada.Como decis, o bien Don da vueltas sobre si mismo o vuelve hacia atras, desde luego no es una persona a admirar, pero esta claro que es interesante. No obstante, estoy un poco cansado ya de su faceta playboy y de tantas, tantisimas amantes, creo q anda a la par con el prota de californication.Ademas el ultimo capitulo me parece el mas flojo de la temporada, poco centrado en el cambio de estrategia de starling-coper-draper y no recuerdo mas y demasiado en los cambios hormonales de don. Que de repente pase lo de la pedida de mano es demasiado brusco pal ritmo mad men, finalmente ha quedado demasiado forzado, no me convenció.Mad med es una gran serie, aunque sobrevalorada, pero grande. No obstante, esta temporada don ha dado vueltas sobre si mismo y no ha mostrado nada de el que no supieramos ya, por ello espero q la 5 temporada podamos saber quien es don y porque huye siempre de si mismo.

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  6. Nacho

    No se si esta última es mejor que la primera temporada, creo que no, pero lo que si tengo claro es que el capítulo del cumpleaños de Peggy, los diálogos entre ella y Don, son impresionantes, sólo comparables al mejor cine o a algunos diálogos de 'Los Soprano'

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