, archivado en Swingtown ,

La recuerdo ahora que se ha estrenado en FDF, la filial de Telecinco. Porque, a pesar de sus bondades, Swingtown no llegó más allá de su primera temporada. Es una pena. Se trataba de un drama que, sin ser una obra maestra, sí ofrecía muchos aspectos interesantes y, sobre todo, unas actrices excelentes. Con muchos elementos temáticos y estéticos en común con La tormenta de hielo, la mejor y más trágica película de Ang Lee, lo que más me atrajo de Swingtown fue su reflexión sociológica sobre la herencia de la revolución del 68 (que no ocurrió únicamente en aquel año ni tuvo lugar solo en Francia, aunque solo Sarkozy se atreva a enterrar su legado).
Puede que sea defecto intelectual, pero cuando analizo productos culturales (y las series de las que hablamos aquí lo son, obviamente) me gusta entrar no solo en cuestiones narrativas o aspectos de guión, sino también en su cualidad como artefacto ideológico, como en aquella polémica sobre Weeds. Porque, lo queramos o no, cualquier obra artística -hasta la más banal- esconde una visión política y moral del mundo.
A Swingtown se le achacó un diseño de producción excesivo, setentero, algo kitsch, una sobredosis de chalecos, flores y pantalones de campana. Y quizá fuera cierto. Pero lo llamativo, desde mi punto de vista, era una premisa que mostraba la confusión de toda una época. La década del cambio, de Woodstock, de París, del final de la inocencia, de la imaginación al poder, bla, bla, bla. Con el marco de esos años, la serie entremezcla las historias de una pareja liberal y libertina, otra tradicional y dubitativa y los últimos a caballo entre la revolución y la calma. Previsible a ratos, incómoda en otros, brillante en el juego de miradas, Swingtown demostraba cómo el sesentayochismo arrambló con la noción de compromiso. Por eso, aunque a primera vista lo ocultara, era una serie gravemente moral: porque los matrimonios que flirtean con el jueguecito del baile de parejas terminan pagando la factura del “todo vale”. Es decir, los actos supuestamente liberadores acaban condenados en el infierno de los celos, la mentira, la infelicidad, la quiebra personal o la desintegración familiar.

Fue publicitada como un drama urbano y adulto sobre la revolución sexual, por lo que podría hacer el chiste facilón con los números, pero se me da muy mal ese hilo… Baste con decir que, como un boomerang, Swingtown acabó convertida en un sutil alegato contra el relativismo moral del 68. Sospecho que sin pretenderlo.

8 Comentarios

  1. Serieina_Felipe

    Fue una de las series que me gustó más de la temporada anterior. Comenzó un poco floja pero supo remontar rapidamente y se convirtió en un drama que destacó notablemente por encima de la media de la temporada, pero el problema que tuvo fue el de emitirse en la CBS. Claramente era una serie para emitirse en cable y no en una generalista y como era de suponer el público no respondió ante ella.Una lástima.

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  2. desaparecido

    Para mí, una de las series de la última temporada. Me encantaba como los Miller, los Decker y los Thompson iban cambiando sus roles y sus "moralidades" a medida que avanzaba la trama.Me encantó sobremanera el [no tan] contrapunto entre el atrevimiento de Bruce Miller/Jack Davenport (que ahora vemos en Flash Forward) y el menos decidido Roger Thompson/Josh Hopkins, siempre con la mosca detrás de la oreja con su amada Susan. Y los Decker, pues ponen el picante, las fiestecillas molonas y todo ese rollo, pero yo no veo a mi madre poniéndose de anfetas, la verdad (quizá con el franquismo era diferente o que por aquel entonces no conocía a mis padres, qué se yo). Si hablamos de Laurie… ya se me nublan los ojos y pierdo la vista del teclado.

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  3. laserie

    Una maravilla. La cancelación más triste en tiempo. El casting femenino era inmejorable. El amor y el sexo como motores del mundo. Yo la sigo recomendando.En cuanto al boomerang no estoy del todo de acuerdo. En parte supongo que sí pero siempre nos quedaremos con las ganas de saber como hubieran desarrollado las cosas los creadores de la serie. Una pena.

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  4. Nahum

    FELIPE: Interesante idea la de emitirla en cable. Quizá, entonces, habría perdido ese puntito naif, ¿no? SERIÉFILO: Mi idea de fondo es que no era tan atrevida. Al contrario: su mensaje es conservador, anti-68. Aunque, insisto, quizá fuera un efecto no buscado. WATANABE: Es lo que tienen las cadenas generalistas. Aunque esto en cable habría sido algo más parecido a "Tell me you love me" o cosas así, intuyo. DESAPARECIDO: Sé que es una serie que te gustaba. Ya hablamos de lo mal actor (qué inexpresivo) era el Roger Thompson, eh. De Laurie, digamos que tenía una belleza extraña. Quizá la extrañeza era su belleza. LASERIE: Bueno, Swingtown acabó como acabó. Con esos trece capítulos, creo que el mensaje ideológico es claro. Quizá no era lo previsto (de ahí el efecto boomerang), pero como no la desarrollaron, nunca sabremos si regresó la felicidad y el orden a a esas vidas.

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  5. Crítico en Serie

    Ese trío de féminas fue inmenso. Una lástima que al final todo el mundo la ignorara (el público y también la blogosfera pasaron de ella). Sus escenas corales eran impecables.

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  6. bydiox

    Vi la mitad de la temporada y la dejé porque me pareció bastante pobre. Puede que sea eso mismo que se comenta por aquí, que le faltaba decantarse por algo más atrevido… porque para mí desde luego que no lo era.No lloraré su ausencia.

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