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Una carta de amor a los caballos. Eso es Luck.

Es una lástima que HBO la haya cancelado por las presiones de PETA¹. Es una serie difícil de ver, de las más herméticas que haya parido la tele comercial. Enrevesada, compleja, lenta. Una historia que reclama horas para domar la trama y cabalgar al trote junto a ese puñado de perdedores atraídos por el dinero fácil y la pasión purasangre de Santa Anita Park. Como demuestra con melancolía su season finale -uno de los episodios más poderosos de este año-, una vez pagado el peaje, Luck habría ofrecido un segundo año fantástico.

http://www.youtube.com/watch?v=WREk6FincFo

Porque esta primera temporada (en España por Canal Plus) era un calentamiento: testar el tono, dominar los espacios, abrillantar la sintaxis, familiarizarse con los personajes y traducir la jerga. De hecho, hay secuencias enteras en las que uno estaba más perdido que una herradura en un pajar. Lo positivo es que al tratarse de una serie “de personajes” era posible recorrer nublado las ininteligibles apuestas del Foray Stables o los tejemanejes del enfrentamiento bíblico entre Ace y el malvado Mike.

A veces da la sensación de que Luck está escrita sin aguja e hilo, a brochazos furiosos, amontonando caóticamente imágenes y sensaciones en la memoria del espectador. No, claro, no es cierto que Milch no trabaje la estructura; simplemente la cose a su manera, como ya demostró en Deadwood: la sus historias exhiben una suerte de flujo que sustituye la tradicional causalidad por una “narrativa del oleaje”, donde las historias van y vienen según el viento.

A la postre, el cuarteto de apostadores ha resultado lo más auténtico, la debilidad de la audiencia: por su patetismo, por su extraña camaradería, por el obstinado existencialismo de Marcus, por la adicción de Jerry o por su alegría infantil tras tirar los dados en cada foto-finish. Ellos, junto a todo el microcosmos de Santa Anita, han sacado brillo a Luck. Había momentos en las que uno parecía asistir a un documental exhaustivo sobre el mundo de las carreras: apostadores, jockeys, aspirantes, cuidadores, propietarios, preparadores, veterinarios y caballos, muchos caballos, bellísimos caballos.

A ratos, constituyen un personaje más. Desde el lancinante sacrificio del primer capítulo, pasando por la carrera que levanta la serie en el cuarto, hasta llegar al último episodio, donde una secuencia larguísima (¡12 minutos!) recrea con mimo el derby entre Pint of Plain y Gettin’ Up Morning apelando a una belleza mítica: primeros planos de los jinetes a cámara lenta, travellings laterales durante la cabalgada o esas maravillosas tomas aéreas que elevan a estos seres a un territorio de nobleza y perfección. Hasta yo, que soy muy poco animalista, he llegado a extasiarme con la delicada fortaleza de los equinos.

Aquí es donde el look establecido por Michael Mann para el piloto arrasa. Luck es una de las series mejor dirigidas que conozco, capaz de combinar la sobriedad de las miradas en momentos tranquilos con espectaculares montajes alternos que enaltecen cada capítulo. Logra emocionar con un largo plano de Dustin Hoffman durmiendo en la puerta del establo, amando a ese animal que parece el único capaz de proporcionarle paz (1.5.); pero también nos pincha el alma fotografiando una carrera ajustadísima y las caras -y sueños- de todos aquellos que la contemplan a ritmo del “Nasty Letter” de Otis Taylor (1.9.). Sublime.

Más allá de lo intrincado de su trama, la actuación de Dustin Hoffman me ha dejado frío. Nunca he terminado de creerme a su personaje, como si el egregio Ace Bernstein no se adecuara a la fragilidad física del tipo de El graduado. Algo similar me ha pasado con Nick Nolte, un actor admirable, pero que solo se levanta de la cama para roles que marquen más de 8 en la escala Richter. Intenso, intenso. Aquí le he echado en falta algo más de humanidad entre su terremoto interior…

Más convincente me ha parecido Dennis Farina. Está excelente. Lo mismo servía de alivio cómico que de matón calculador (fantástica su mirada tras el asesinato en el baño: sus ojos delatan lo consciente que es ya, viejete, de su debilidad). En cuanto al resto del reparto, destacaría tres caras: Kevin Dunn, quien deja asomar en su mirada de cascarrabias al niño que alguna vez fue feliz (la escena del hospital es de lo mejor de la serie); Kerry Condon en el delicioso papel de Rosie, una jockey irlandesa naif y entregada, interpretada con una frescura desbordante; y, por supuesto, el gran Michael Gambon dando vida a un villano de gravedad griega, parlamentos shakespearianos y sangre caliente (¡pobre Israel, nunca debiste fiarte de Ace!).

“¿Acaso no matan a los caballos?”, concluía Horace McCoy en su formidable novela existencialista. Como bien escribía mi tocayo, Luck también ha tenido que ser sacrificada; sin embargo, aquí aún se avistaba vida a borbotones. Una pena.

———

(1) Nunca sabremos, a ciencia cierta, si los tres caballos muertos fueron la razón o la excusa. La HBO siempre se ha permitido productos elitistas con audiencias bajas (recuerden, por ejemplo, The Wire o In Treatment), por lo que podía permitirse algo como Luck. Rentabilidad de imagen de marca. Lo que me cansa, de todas maneras, son esas campañas moralistas que tratan de poner a los animales a la misma altura que los humanos. No me gustan los toros ni la caza, pero defiendo que existan. Por la misma razón, creo que escandalizarse por los tres purasangres muertos (todos ellos en accidentes, alguno ni siquiera en el foso) en una serie que exhala devoción al animal en cada plano, no deja de ser una hipocresía.

16 Comentarios

  1. MacGuffin

    HBO no se la podía permitir. Mala publicidad para su imagen de marca. Y una serie con una audiencia tan escasa no se puede permitir mala publicidad.

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  2. PRESIDENT MAO

    Se rumorea que el verdadero motivo de la cancelación fue el choque de egos entre Mann y Milch, y que lo de los caballos fue sólo una excusa que se inventó la HBO para maquillar la salida de la parrilla de la serie, (en una entrevista Nick Nolte dijo que David Milch, exasperado por el perfeccionismo y la lentitud del director, amenazó con un bate de béisbol a Michael Mann mientras estaba en la sala de montaje dando la enésima tanda de retoques a uno de los primeros capítulos)…

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  3. Eternal Hope

    Totalmente de acuerdo. La serie, en todos los sentidos posibles, no hace más que profesar su amor incondicional a los caballos. La relación fraternal de Ace y Walter con sus respectivos caballos, los maravillosos planos recogidos…

    Y no sólo eso, sino que si no me equivoco, Milch, según lei, uno de los creadores de la serie, se trata de una persona que ha estado rodeado de caballos desde su niñez y el cual tiene un inmenso amor por ellos. Era el primero que estaba muy pendiente de que el mantenimiento y cuidado de los animales fuera excelente.

    Desde mi postura, se trató simplemente de mala suerte. Accidentes suceden, muertes suceden. Y esta vez, más de la cuenta, lamentablemente. Todo se significó, y como dice MacGuffin, la HBO se fue forzada a parar la producción. Más que por la mala imagen, mala prensa y boca-boca que pudiera recibir, que por otra cosa.

    Las audiencias, sí, eran bajas, pero tengo una duda que no se me termina de resolver. Según decían, las audiencias de Luck de cada día de emisión son VIRTUALES. Su media era de 0.6 aprox., pues lo que cuenta en realidad para HBO son la audiencia total entre la primera emisión y las repeticiones en los días siguientes, y según contaban los creadores de la serie, esas cifras alcanzaban cifras de incluso 4 millones y medio, lo cual echa abajo la teoría de que HBO también valoró las malas audiencias para desestabilizar la balanza.

    De todas maneras, la serie ya está cancelada y pocas más vueltas son posibles.

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  4. poliptoton

    \”Una vez pagado el peaje, Luck habría ofrecido un segundo año fantástico\”
    No tengo motivos para dudarlo, Alberto, pero… demonios, qué peaje. 9 horas y pico de mi vida. A cambio de una vaga promesa de dicen-que-luego-mejora.
    Me aburrí mucho con el piloto, pero me pareció tan bonito, tan impecablemente rodado, que decidí volver, para ver si comenzaba a desarrollarse la trama, si me daban algún personaje al que agarrame, si al menos conseguía enterarme de algo. Agua.
    Para mí, \”Luck\”, con todas sus excelencias técnicas, se ha pasado de frenada. Bastante, además. Una cosa es despreciar al espectador medio (Simon dixit); otra muy distinta es despreciar al espectador, a secas. No acostumbro a hacer actos de fe en mi vida real: como para hacerlo frente a una pantalla.

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  5. Jorge

    Sobre esa nota final, un simple comentario que quizás sobre, pero me quedará una espinita clavada si no lo dejo salir: una cosa es poner a los animales y a las personas a la misma altura, desde luego, y otra muy diferente es la tortura. Y la tortura, aunque sea la de una simple mosca, es aberrante. Que un ser sea inferior no nos da derecho a hacerle sufrir para nuestra diversión; porque no olvidemos que hasta los más básicos de los animales sienten dolor. Por no mencionar qué clase de persona puede ser la que disfruta mutilando y asesinando a un animal.

    Coincido en que, si los caballos no estaban siendo maltratados como es de suponer, la serie no debería haberse cancelado sólo porque hayan muerto tres. Pero no metamos a los toros en esto, son un sadismo injustificable.

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  6. Aquiles

    Excelente opinión de Alberto ¡¡¡COMO SIEMPRE!!!! Llevo muchísimo tiempo leyendo tu magnífico blog, y es la primera vez que escribo. Por tu culpa estoy viendo y disfrutando In Treatment, he terminado la primera temporada y me ha encantado. Y hace un tiempo aluciné con The Shield.

    A mi me ha encantado el capítulo final de la temporada, que sin pretenderlo ha sido el último de la serie, aunque bueno, en una entrevista a Mann y Milch dijeron que quizá se emitiera alguna vez el primer capítulo de la segunda, que estaba totalmente terminado, ya que la cancelación se produjo en la producción del segundo.

    Me ha parecido excelente, y es que tal y como nos prometieron, la serie ha ido subiendo de nivel poco a poco, hemos ido conociendo los personajes, entendido las tramas y porque no, aprendido algo de hípica.
    Y es una pena muy grande que el final de la temporada haya sido el final de la serie, ya que si bien ciertas cositas se cierran, la gran trama entre Ace y Mike estaba en su momento de explosión, y que por desgracia nos quedaremos simplemente con eso. El episodio en general, increíble, y no esperaba menos cuando antes de verlo vi que estaba escrito por Eric Roth, guionista de muchas películas como Forrest Gump o El curioso caso de Benjamin Button. La dirección, pues en la línea que marcó Michael Mann en el piloto, simplemente espectacular. La carrera final de la Derby ha sido impresionante, con esa música y unos planos increíbles desde todos los ángulos con imágenes preciosas de los caballos a cámara lenta. Ya lo habíamos visto en otros episodios, pero esa lucha a toda velocidad es especial porque se produce entre Gettin\’ Up Morning (de Walter) y Pint of Plain (de Ace). Marvilloso.
    La otra carrera menos pomposa, pero igualmente emocionante y espectacular, la de Rosie como jockey a lomos de Mon Gateau, que ha sido también muy impresionante.

    No sé si hay algún tipo de maleficio en David Milch, uno de los integrantes de la Triple D de la HBO, pero algo pasa con este genio, que desde su exitosa y superpremiada \”NYPD Blue\”, siempre ve que su obras son interrumpidas. Le paso con John from Cincinnati, ahora con la desafortunada cancelación de Luck, y primero con la más dolorosa cancelación para gran parte de la comunidad seriéfila, yo entre ellos, Deadwood.

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  7. Alberto Nahum

    MACGUFFIN: Bueno, depende de qué tipo de mala publicidad. Muchas de sus series, las más provocativas, tenían mala publicidad en determinados sectores y les daba igual; al revés, eso les alentaba. Pero, vamos, que te entiendo. En la entrevista de Sepinwall con Milch hablan de eso un rato.

    PRESIDENT MAO: Sí, algo había leído de eso. Pero, como tú dices, son rumores. Nunca lo sabremos (tampoco es crucial para el curso de la humanidad, cierto es).

    ETERNAL HOPE: Yo no sé mucho de audiencias, pero sí es cierto que suman las de todos sus pases. Por eso, por ejemplo, el final de Los Soprano pude llegar a casi 12 millones de espectadores (si no me falla la memoria). Una lástima.

    POLIPTOTON: Yo también me he aburrido mucho. Bueno, mejor dicho, me he perdido mucho. Pero recuerdo que el piloto de The Wire, por ejemplo, lo empecé a ver 3 ó 4 veces y no enganché realmente hasta el quinto o sexto capítulo. A eso me refiero: ahora que uno ya está habituado al ritmo y a los personajes, habría sido más fácil disfrutar una segunda temporada. Pero, en fin, el peaje ha sido demasiado alto. Jaja, con lo de los actos de fe… ¡espero entonces que no te gustaran los dos últimos años de Lost, que se basaban en un acto de fe: esto tendrá clausura, je!

    JORGE: No, no sobra, qué va. A mí me encanta debatir cualquier tema, francamente. Simplemente quizá sea mejor hacerlo por correo-e, si prefieres. Si no, aquí nos saldríamos de foco. Pero me parece un tema apasionante, eh. De todas maneras, con esa argumentación espero que seas vegetariano y hagas causa de ello, porque, desde luego, no hay mayor \”mutilación\” que comerse los retos de un cerdo/vaca/cordero \”asesinado\”. Si te interesa, por correo-e lo hablamos.

    AQUILES: Gracias, aquí está la barra abierta siempre que quieras. No creo que sea una maldición, sino más bien un estilo. Una forma de estirar los límites de la televisión hasta zonas poco \”televisivas\”, por decirlo de algún modo. Grazie.

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