, archivado en The Wire

En general, me gusta mucho mi trabajo, pero es que hay días en los que no lo cambiaría por nada del mundo.

El lunes impartí clase de nuevo en el Máster en Guión Audiovisual. Dentro del módulo de “Teoría del guión” hay una asignatura (“Guiones modélicos”) en la que se van destripando historias de referencia del cine y de la televisión. Elegí la primera temporada de The Wire, que no cuenta con un guión típico pero sí modélico. ¡Una escritura asombrosa!

Para ello, los alumnos tuvieron que visionar previamente la primera entrega de la obra magna de David Simon. Después, durante toda la mañana analizamos la caracterización y evolución de los protagonistas, dibujamos la colmena de personajes y sus intrincadas relaciones, indagamos en la telaraña de subtramas e identificamos, en varios diagramas, las estructuras dramáticas, los puntos de giro y los clímax de un libreto que ofrece una arquitectura narrativa densa y compleja como pocas.

Para preparar la sesión, tuve que volver a ver los trece capítulos, tomando notas y parando el vídeo. En días así, adoro mi trabajo. Porque fue una tarea deliciosa: ahora que uno conoce la historia, puede detenerse en detalles, en sutilidades, en formas de contar que le habían pasado inadvertidas la primera vez, en sucesos que anticipan eventos de temporadas posteriores…

 

 

Pero, entonces, ¿a qué viene lo de un The Wire alternativo? Porque preparando las clases encontré en Google la biblia que presentó David Simon a la HBO el 6 de septiembre del 2000. Y, al leerlo, recordé esos universos paralelos de Olivia Dunham y Walter Bishop: similares, familiares, pero también diferentes.

El aliento trágico, la crítica global y la columna vertebral de la historia se mantienen en la sinopsis, pero hay muchos elementos novedosos en el desarrollo de las escenas. Es un ejercicio apasionante comparar aquel primer borrador de la serie con lo que finalmente se emitió, dos años después. Como si fuera un palimpsesto.

Aquí inserto el draft para que podáis hojearlo tranquilamente en pantalla completa y, debajo, destaco las variaciones más relevantes:

The Wire – Bible

-En primer lugar, algunos personajes tienen nombres diferentes: Jimmy “McArdale, Aaron” Barksdale, Stringy” Bell, el juez “Watkins”, la asistente del fiscal “Janelle” Pearlman

-Inicialmente, The Wire estaba prevista para nueve capítulos, por lo que la peripecia narrativa quedaba más condensada y no asomaban personajes decisivos en la historia como Pryzbylewski, Wallace, Fitz o Shardenne (que es un transexual en el borrador).

-La ampliación posterior a trece capítulos permitió ahondar más en las subtramas personales de personajes como Kima o McNulty y, sobre todo, trabajar mejor el caso de escuchas. Tras el 11-S, Simon integró al FBI en la trama, vital para el apoyo logístico.

-Además, es Daniels quien consigue rastrear el dinero y la corrupción política, en lugar de Prez (inexistente) y Lester; así mismo, la forma de llegar hasta la cúpula y conseguir el número del busca de Barskdale es más facilona.

-En el borrador, los traficantes van siempre por delante de la policía porque existe un soplón. Pero esta vez se trata de Santangelo, un adicto al juego que da pistas al clan Barksdale a cambio de dinero para pagar sus deudas. Además, la corrupción interna se intensifica con Herc, que trafica con esteroides y acaba capturado por la DEA.

Kima Greggs muere en el capítulo 1.5., en Orlando’s, en una operación (diferente a la de la versión final) en la que va encubierta.

Omar tiene relación directa con Barskdale, pero no para intentar asesinarle, sino para sacarle una declaración que pueda ser usada en el posterior juicio. De hecho, la ayuda del Robin Hood del guetto se antoja clave.

Stringer (“Stringy“) no es tan listo y calculador en la primera versión; es más músculo que otra cosa. La idea de invertir en propiedades inmobiliarias parte de Aaron Barksdale.

D’Angelo acaba testificando contra su familia, sin volverse atrás, como ocurría en la versión final. La policía lo recoloca en Atlanta donde, en la última escena, aparece Omar para cargárselo por lo de Brandon.

Bubbles es un personaje de 60 años con sida. Muere en el hospital, en una bella elipsis durante el último capítulo (1.9.).

¿No es fascinante seguir la evolución de la reescritura? ¿No habría dado muchísima pena que Bubbles y Kima hubieran caído tan pronto? ¿No habríamos echado de menos nuestras lágrimas en esta escena de Wallace? ¿Y a Prez? ¿No suena raro ahora un “McArdale“? ¿No se habría ahogado la continuación de la serie de haber seguido esta senda?

En general, ¿qué os parecen las diferencias?